Lenguaje Kinésico: Es todo lo que podemos percibir de nuestros interlocutores cuando nos hablan, pero pero que no está dicho en sus palabras como tal sino que se evidencia en el movimiento de su cuerpo, sus manos, mirada y expresión facial. También forman parte del lenguaje kinésico las señas que hacemos con el rostro o con las manos, y cuyo significado es conocido entre los interlocutores, por ejemplo, la señal de hacer silencio con el dedo índice sobre los labios.
Lenguaje proxémico: Tiene que ver con la proximidad o la distancia física que manejamos con las personas. Qué tanto nos acercamos corporalmente a otra persona indica la confianza que tenemos con ella, las personas a quienes más queremos y con quienes nos sentimos a gusto, son las que suelen tener mayor proximidad física con nosotros, sin que eso nos resulte molesto. Por el contrario, tendemos a mantener distancia de una persona que nos resulta molesta o que nos ha lastimado, y también de personas con quienes no tenemos confianza, o quienes no conocemos bien, o que sencillamente no hacen parte de nuestras relaciones afectivas, familiares o de amistad.
Lenguaje paralingüístico: Tiene que ver con nuestra voz al hablar, el volumen, el tono, la velocidad y la cantidad de palabras que usamos. No es lo mismo responder "no, gracias" cuando nos preguntan "¿quieres almorzar?", a responder con un "¡No!"; es decir, no es lo mismo hablar con un tono amable y en un volumen suficiente para ser escuchados, a hablar de manera explosiva y gritando a las personas.
Lenguaje no verbal escrito: Un ejemplo del lenguaje no verbal escrito son los emoticones. Se usan para expresar emociones en las conversaciones o diálogos escritos a través de mensajes electrónicos y chats. Generalmente son figuras que representan rostros con gestos que indican alegría, tristeza, disgusto, etc.
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