El amortiguador es un mecanismo hidráulico, sensitivo a la velocidad; a través de las llantas se encarga de controlar los movimientos del vehículo hacia arriba y abajo en las partes de suspensión generadas por las irregularidades del camino.
La energía producida por los movimientos de los espirales, hojas de resorte o barras de torsión, es recogida y absorbida por el amortiguador que se cierra y extiende ofreciendo resistencia por medio de válvulas dentro de él, al paso de aceite, convirtiendo así la energía mecánica del movimiento del conjunto de suspensión de energía térmica o calor que se transmite al tubo exterior del amortiguador donde será disipada por el aire circundante.
La acción del amortiguador permite a los espirales, hojas de resorte o barras de torsión, recobrar su condición o posición original lentamente, sin que se generen movimientos violentos como fondeos y rebotes. El amortiguador absorbe todos los impactos recogidos por la llanta en las irregularidades del camino, evitando que lleguen a los demás elementos de suspensión y al vehículo en general.
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