Aceite de oliva: El aceite de oliva crudo posee grasas monoinsaturadas, que son las más beneficiosas para nuestra salud. Por eso, es un alimento ejemplar que nos ayuda a aumentar el colesterol bueno (HDL) y a disminuir el malo (LDL), además de actuar favorablemente en todo el organismo.
Aguacate: Estudios realizados en una universidad australiana revelaron que ciertos componentes que se encuentran en este fruto son muy buenos para el organismo. Las pruebas efectuadas en personas que durante un año mantuvieron una dieta basada en aguacate dieron resultados sorprendentes. Los participantes de la muestra, quienes tomaron un aguacate por día, vieron sus niveles de colesterol descender categóricamente. Además posee un alto contenido de minerales. antioxidantes, ácido fólico, potasio y 12 de las 13 vitaminas existentes, así como esteroles, que son compuestos vegetales que reducen la absorción de colesterol en el intestino.
Ajo: El bulbo del ajo se utilizaba en la comida mediterránea desde hace miles de años. Sin embargo su primitivo uso era médico, ya que se utilizaba como germicida. En los últimos años se descubrieron en él propiedades especiales que ayudan a mantener a raya el colesterol.
Pera: Su alto contenido en pectina convierte a la pera en un gran aliado para reducir los niveles de colesterol. Además, por su bajo grado de sodio e hidratos de carbono, y su aporte de potasio, las peras resultan muy recomendables en caso de diabetes, hipertensión arterial o afecciones cardiovasculares.
Semillas de linaza: La linaza es una planta que pertenece al grupo de las oleaginosas, y diversas investigaciones demuestran que sus semillas contienen sustancias muy benéficas para la salud. En lo relativo a la hipercolesterolemia, son ricas en ácidos grasos omega, tocotrienoles, fitoesteroides, y fibras, todas ellas sustancias que la combaten. Pueden incorporarse enteras o molidas a panes, sopas, guisos, batidos y yogures.
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