Las crías entran y salen frecuentemente, y hacen sus necesidades dentro de ella. La madre lame con profusión el interior de la bolsa marsupial varias veces al día.
Su hocico alargado y su potente lengua son un equipo de limpieza muy eficaz para expulsar las heces y demás restos. La madre pone especial esmero en mantener los cuatro pezones limpios, porque sería una vía de infección muy grave para su descendencia.
Cuando alguno de los "bebés" todavía está enganchado todo el día a alguno de ellos, por su corta edad, evacúa a sus hermanos y limpia las demás personas.
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