No se ve, no tiene olor ni sabor, pero el monóxido de carbono (CO) es un gas extremadamente venenoso. Tanto que cada año mueren más de 50 personas en el Reino Unido por intoxicación de CO. El monóxido de carbono es un subproducto de la combustión incompleta de combustibles a base de carbono como el carbón. Cuando un combustible reacciona con el oxígeno libera energía, pero para que esto ocurra de forma eficiente, el combustible fósil debe poder acceder a mucho aire. Si hay suficiente oxígeno la combustión es completa, se producen dióxido de carbono y agua. Pero cuando un hidrocarburo se quema con limitaciones de aire la combustión es incompleta y se genera carbono (en forma de hollín), agua y el tóxico monóxido de carbono.
Cómo se produce la intoxicación:
1. El aire entra en los pulmones: cuando inhalamos aire limpio, el oxígeno pasa al torrente sanguíneo combinándose con la hemoglobina presente en los glóbulos rojos. Pero si el aire contiene mucho monóxido de carbono el oxígeno no puede pasar a la sangre.
2. El CO sustituye al oxígeno en la sangre: esto ocurre porque el monóxido de carbono se combina mejor con la hemoglobina que el oxígeno, así que cuando hay CO en los pulmones la sangre lo absorbe antes que al oxígeno y así se da una carencia en todos los tejidos.
3. Falta de oxígeno en los órganos vitales: la sangre está lleno de monóxido de carbono en vez de oxígeno. El CO llega a los órganos y tejidos del cuerpo y provoca una carencia de oxígeno llamada Hipoxia. Los órganos más importantes, como el corazón y el cerebro son los más expuestos al envenenamiento por CO.
0 Comentarios