Dedíqueles tiempo de calidad a sus hijos. Incluyan en su agenda por lo menos media hora de su día para estar con ellos, hablar sobre sus cosas, sin televisor, sin distractores. No compense su ausencia con regalos.
Imponga límites y normas claras que deben respetarse. Si los niños incumplen, hay que reprender. No hay que dejarlo pasar. Incluso si los padres son separados, nunca se desautoricen mutuamente.
Respetar las rutinas: si a la hora de acostarse el niño responde "no me voy a la cama, porque no tengo sueño", responda: "No te dije que te durmieras, sino que te acostaras".
No los involucre en decisiones de adultos, tome usted las decisiones.
Asígneles tareas y hágales ver el valor que tiene para la familia que las cumplan.
Incúlqueles autocontrol: invítelos a ir al centro comercial, pero acláreles que sólo comerán helado y no ceda si insisten en que les compren otra cosa.
Evite pelear por cosas superfluas; algunas cosas cotidianas pueden negociarse. Los valores por el contrario, no. Asistir al colegio y cumplir con las tareas es innegociable.
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