La comida se pudre por dos motivos; el aire y el agua. El agua hace que las bacterias, levaduras y moho crezcan, y el aire provoca oxidación, algo que envejece casi todo lo que toca, incluyendo la comida y las células del cuerpo humano. Al deshidratar algo, ya sea por aire, con el sol, con calor artificial o con sal) se extrae el agua. Cuanto más largo sea el proceso más agua se extrae. Esto también afecta a la estructura celular del alimento, que normalmente debe ser rehidratado para poder consumirlo (por ejemplo, el bacalao en salazón). A veces se usa una sustancia química como el gel de sílice para acelerar la deshidratación.
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