El llamado "vaso Dewar", en conmemoración de sir James Dewar, el científico inglés de la Universidad de Oxford que lo inventó a finales del siglo XIX, mantiene la temperatura de los líquidos guardados en él porque los aísla del exterior creando un vacío que no permite la conducción del calor en ninguno de los dos sentidos. El traspaso de calor se controla también cubriendo las superficies internas del vacío con un material reflejante. En los modelos comunes, el vacío se genera entre dos botellas de vidrio, una adentro de la otra. El punto débil de esta estructura se encuentra en la unión de ambos recipientes, en el remate del cuello.
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