Algunas sustancias están prohibidas por las autoridades deportivas porque su uso daría ventaja al deportista. Los anabolizantes, por ejemplo, pueden incrementar la masa magra, los analgésicos ayudan a los atletas a resistir más y los sedantes ayudan a concentrarse. Existen incluso medicamentos que pueden esconder el uso de sustancias prohibidas.
Desde que se empezaron a hacer pruebas antidopaje en los juegos olímpicos de México 1968, ha habido una lucha constante entre las nuevas sustancias y los métodos para detectarlas. El proceso para detectar un gran número de sustancias prohibidas incluye la toma de muestras de orina y de sangre de los atletas. Luego se analiza en un laboratorio usando cromatografía de gases (CG) y espectrometría de masas (EM), que son dos de los métodos más comunes.
La cromatografía de gases busca la presencia de gas en la muestra, ya que algunas sustancias dejan un gas durante un tiempo. En la etapa final del proceso de pruebas, la espectrometría de masas lanza un rayo de electrones a la muestra para que los restos bajen por un tubo magnético y lleguen a un detector que recoge la "huella" de cada sustancia.
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