Este invento relativamente reciente nos permite lavar las manos sin tener que abrir el grifo. Hay un sensor de infrarrojos que detecta la presencia de un objeto (por ejemplo las manos) y manda una señal eléctrica a una válvula solenoide. Esta bobina funciona como un imán cuando pasa una corriente y hace que se levante una válvula que se queda pegada a otro imán permanente para que salga el agua.
Cuando el objeto desaparece, el sensor envía otra señal a la válvula solenoide para invertir su polaridad y hacer que tire y cierre la otra válvula. Estos grifos son ecológicos y ahorran dinero pero, además son ideales para hospitales, donde los gérmenes pueden transmitirse por las superficies comunes.
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