El cóndor, uno de los buitres del nuevo mundo, es un enorme ave carroñera natural de las regiones alpinas y montañosa del oeste de América. Son animales carnívoros que se alimentan de cadáveres de bisones y otros grandes mamíferos. El cóndor sobrevuela grandes distancias gracias a sus enormes alas y aprovecha las columnas térmicas. Estas columnas o masas de aire caliente que le ayudan al cóndor a alcanzar más altura, a veces hasta 4600 metros, a velocidades de hasta 88 km/h.
De esta forma, pueden buscar cadáveres en una zona muy amplia. A pesar de estar preparado para volar grandes distancias a mucha altura, sus músculos no están muy desarrollados y sólo mueve las alas para despegar. De hecho, después de una comida copiosa el cóndor no puede levantar el vuelo durante un rato. El cóndor tiene una sola pareja para toda la vida y, si uno de los dos muere, el otro no se vuelve a aparear. Los nidos de cóndor se encuentran a gran altura para proteger al huevo (sólo ponen uno cada vez) de los depredadores, pero el huevo queda expuesto al clima extremo de la montaña.
Los padres se turnan para empollarlo y, cuando nace el polluelo, está al cuidado de sus padres durante dos años. Tanto la especie andina como la californiana están en peligro de extinción. Según la lista roja del UICN, el cóndor andino corre un peligro relativo, pero el californiano está muy amenazado debido a varios factores, incluyendo la ingesta de plomo al tragar balas con la que se ha matado a los animales que encuentran.
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