El yodo es fundamental, pero el cuerpo no lo produce, por ello es importante incluirlo dentro de la alimentación diaria. De no ser así, la deficiencia impide la suficiente producción de la hormona tiroidea.
Las consecuencias de la falta de yodo varían según la edad y la condición del paciente:
En el recién nacido, el retardo mental y el cretinismo endémico.
En el caso de los niños y adolescentes, el deterioro de la función mental los lleva al bajo rendimiento escolar y deficiente desarrollo intelectual.
En los adultos es más frecuente la baja productividad en el trabajo, también aumenta el riesgo de infertilidad en la mujer, abortos, anormalidades congénitas, mortalidad perinatal y la presencia de bocio.
El exceso de yodo también es dañino:
Aumenta la posibilidad de desarrollar hipotiroidismo a causa de tiroiditis de Hashimoto. En otras personas puede causar hipertiroidismo. Esto a su vez puede desencadenar arritmias, osteoporosis y riesgo de fracturas.
La sugerencia es comprar sal yodada y consumirla en pequeñas cantidades, evitando los excesos que no solo perjudican la tiroides, sino su tensión arterial.
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