En 1931, el norteamericano Gerald Fisher inventó un instrumento que funcionaba con pilas y que deslizándolo sobre la tierra era capaz de detectar metales ocultos. El propósito que inspiró a Fisher fue el de facilitar investigaciones industriales y geológicas. pero el hallazgo de algunas monedas antiguas y pequeños objetos de metal enterrados, orientó el uso de los detectores de metales hacia el descubrimiento de tesoros.
Estos detectores de metales se han ido perfeccionando. Los actuales son muy ligeros y compactos, con un alto grado de sensitividad. Indican la presencia de cualquier metal por medios visuales y audibles y funcionan hasta en aguas de poca profundidad.
0 Comentarios