En 1883, un físico austriaco, Simón von Stampfer, inventó el estroboscopio, un dispositivo que consistía en un disco con una ranura radial, que se hacia girar a determinada velocidad, para permitir la visión de un objeto situado detrás, que moviéndose a la misma velocidad del disco, parecía estar inmóvil.
El estroboscopio moderno se basa en el mismo principio, pero en vez de hacer visible al objeto a intervalos a través de una ranura, lo hace visible iluminándolo a rápidos intervalos. El resultado es que se puede "reducir" y hasta "paralizar" el movimiento del objeto observado. Con una cámara fotográfica, por ejemplo, se ha tomado el instante en que el plomo de un proyectil comienza a atravesar una plancha de vidrio y con la cámara cinematográfica, se ha podido observar a un colibrí moviendo "suavemente" las alas.
La corona perfecta que forma una gota de leche cayendo sobre una superficie plana, y la forma peculiar en que los gatos voltean la lengua hacia abajo (y no hacia arriba como se suponía), para beber cualquier líquido. El estroboscopio ha sido un instrumento utilísimo en investigaciones científicas e industriales.
0 Comentarios