En el año de 1903 un cargamento de ese grano, destinado al negociante Ludwig Roselius, se empapó durante una tormenta. Los granos perdieron su valor comercial y Roselius decidió emplearlos en sus investigaciones. Descubrió que mojar los granos era el proceso indicado para descafeinarlos.
Experimentos posteriores le revelaron que podía quitarles la cafeína, pero con la ventaja de conservar su sabor y aroma. Entonces decidió lanzar al mercado este nuevo producto que comercializó con el nombre de Sanka, derivado de la expresión francesa "sans caffeine" ("sin cafeína").
Experimentos posteriores le revelaron que podía quitarles la cafeína, pero con la ventaja de conservar su sabor y aroma. Entonces decidió lanzar al mercado este nuevo producto que comercializó con el nombre de Sanka, derivado de la expresión francesa "sans caffeine" ("sin cafeína").
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