Los plomeros deben su nombre a la palabra "plumbum", que significa plomo en latín. Los ingenieros romanos llevaban agua desde las colinas circundantes hasta las ciudades y, luego la enviaban a donde se necesitaba mediante tuberias. A veces, estas cañerias eran de madera, pero a menudo se usaba el plomo debido a su mayor duración y a que era más maleable y fácil de transformar en tubos. En el siglo XX aún se utilizaban estas cañerías, pero muchas se han reemplazado ya que, desafortunadamente y tal como el ingeniero romano Vitruvio señaló, el plomo es tóxico.
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