El pintalabios nos ha acompañado durante siglos, pero sin un envase conveniente las mujeres no podían llevarlo a todas partes. En 1915, el inventor estadounidense Maurice Levy unió un lápiz labial sólido a un receptáculo que se deslizaba y lo colocó dentro de un tubo de metal con tapa.
Las mujeres podían deslizar el lápiz hacia afuera para usarlo y luego hacia adentro de su cajita para no ensuciar las carteras o bolsillos. Pronto el uso del lápiz labial se difundió masivamente.
Las mujeres podían deslizar el lápiz hacia afuera para usarlo y luego hacia adentro de su cajita para no ensuciar las carteras o bolsillos. Pronto el uso del lápiz labial se difundió masivamente.
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