Cuando un bebedor empedernido de café deja de tomar su bebida favorita, experimenta un estado de letargo, cansancio, irritabilidad y, en ocasiones, dolores de cabeza. Algunas veces no puede desarrollar bien sus tareas diarias y tiene necesidad de dormir antes de lo habitual. A estos síntomas se le conocen como síndrome de abstinencia. Sin embargo para que se presente este síndrome se debe consumir cuando menos 600 miligramos diarios de cafeína, es decir de seis a ocho tazas.
El café contiene unas sustancias llamadas xantinas, cuyos efectos son estimulantes: despejan la mente, aceleran el ritmo cardíaco, estimulan el funcionamiento de los riñones y la producción de orina. La cafeína, la principal xantina del café, actúa sobre el sistema nervioso: hace que aumente la percepción sensorial y que disminuya la sensación de fatiga.
Si las mujeres embarazadas consumen más de 80 miligramos de cafeína al día, podría disminuir el peso y la talla de los recién nacidos y retardarse su osificación.
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